Charlas con mis personajes I

―Con vos todavía no tengo muy claro qué va a pasar.

―¿Cuándo?

―Al final.

―Ah.

―Vos sos el líder del grupo, así que tenés las cosas muy claras.

―¿Aunque esté loco?

―No, no estás loco.

―Pero si estoy en un manicomio.

―Sí, sí, pero no estás loco. Estás por motivos políticos.

―En un loquero.

―Sí.

―Buéh.

―Tu mano derecha es el Bicho, él te va a ayudar a decidir qué hacer.

―Bien.

―Aunque también te preocupa lo que piensan todos, como a todo buen líder.

―Claro.

―Tenés que pensar en el grupo como una sola cosa.

―Vos tenés que pensar eso.

―¿Qué?

―Que vos tenés que pensar eso, vos sos la que escribe.

―Ah, sí, sí. Claro. Claro…

―Bueno, ¿entonces?

―¿Qué?

―¿Que qué va a pasar conmigo al final?

―Ah, no sé. Lo tengo que pensar.

―¿Pero no lo estabas pensando ahora?

―No, ahora pienso en lo que me dijiste, que tengo que pensar en el grupo como una sola cosa.

―¡Pero si eso lo dijiste vos!

―Ya sé, ya sé.

―¿No podés pensarlo en otro momento? Estabas conmigo.

―Es que se me acaba de ocurrir algo buenísimo y si no lo anoto me olvido.

―No, no, dale. Después lo hacés.

―Es un segundito nada más. Porque pensado como una máquina, como si cada uno fuera una pieza, tiene…

―Dale porfa, sino después me dejás colgado…

―Voy, voy. Anoto esto nomás… y lo de los carreteles… y los bulones…

―Talita… ¡Talitaaa!

―…

―Otra vez.