Música alucinante, Enanos y Polonia
Game Music Festival II
por TalitaYa les conté anteriormente que me gusta mucho jugar. No soy una gamer empedernida, pero me puedo volver muy fan de un juego si tiene ciertas características. La principal es la historia: si la historia es original o, más importante aún, si la narrativa es original = amor. La siguiente es el mundo: en esto entran los gráficos, los escenarios y el arte en el que se inspira el juego. Y la tercera es la música. La música de los juegos tiene un efecto pavloviano terrribile en mí y dudo que sea casualidad porque cada vez hay más gente super talentosa que se dedica a hacer música para videojuegos. Cuando encuentro una banda sonora que no puedo dejar de escuchar y que me hace babear pensando en el momento en que pondré las manos en el mando de la consola nuevamente, puedo perdonar cosas que tal vez otrxs jugadorxs no dejarían pasar tan fácilmente. Dame una buena banda sonora y yo te sigo al fin del mundo.
Todo esto es para que se pongan en situación y entiendan la chochura que fue poder ir finalmente a un festival de música de videojuegos.
Breslavia
La aventura ocurrió el año pasado en Breslavia, una ciudad de Polonia hermosa y peculiar. En lo de hermosa no me voy a extender mucho porque todas las ciudades polacas que conocí hasta ahora me encantaron, pero esta tiene además algo fascinante: está llena de enanos. Aparentemente hay un trasfondo histórico político importante que a nosotros (y probablemente a muchos otros turistas) nos pasó bastante inadvertido. Para mí lo mejor fue recorrer callejones, ver a lo lejos algún gorrito dorado, gritar ¡allá!, correr en esa dirección y esperar a que Axel llegara para sacarme la foto con el respectivo enano mientras yo le tocaba el gorrito porque definitivamente eso trae suerte. Nos enteramos que incluso hay una aplicación que te ayuda a encontrarlos, pero yo me negué rotundamente a usarla porque haría la caza desigual. Así que de los 350 enanos que hay en toda la ciudad sólo encontramos 30. Tenemos que volver para continuar con la faena.
Los conciertos fueron en el Foro Nacional de la Música (frente a donde encontramos la mayor cantidad de enanos, por cierto). Dentro había algunos puestos donde se podían comprar algunos recuerdos y discos de un montón de juegos. Nada grandilocuente, era más o menos lo que habíamos imaginado que iba a ser tratándose de un festival independiente. Playstation puso varias consolas donde podían jugarse juegos bastante nuevos, pero sinceramente ¿quién iba a ponerse a jugar teniendo la posibilidad de cazar enanos?
Tuvimos que organizarnos bien, porque además de meter 3 conciertos en 2 días lxs organizadorxs habían puesto charlas de los artistas intercaladas entre concierto y concierto. Naturalmente yo quería ir a TODAS, pero tuvimos que sacrificar un par porque también queríamos conocer la ciudad y porque eventualmente necesitamos descansar.
Sinfonía del Desierto
El primer concierto fue el más alucinante. Austin Wintory era el compositor por el que habíamos decidido hacer el viaje, así que flipé colorines. Hizo una mezcla de varios de sus trabajos y naturalmente incluyó muchos temas de Journey y algunos de Abzû, que eran con los que a mí me brillaban los ojitos. Y como si fuera poco, terminó con un tema de uno de mis juegos más favoritos de la vida: Everybody's Gone to the Rapture. Cuando anunció este último tema casi me da un patatús porque por un momento pensé que iba a estar su compositora, Jessica Curry, de la que soy tan fan que doy vergüenza. Suerte que no estuvo, que si no montaba una escena.
Al día siguiente fuimos a la charla que dio Austin Wintory. Entre otras cosas, explicó cómo era su proceso de composición, cómo implementa la música en los juegos y cómo es el trabajo con lxs directorxs de los juegos. Todo con muy buena onda, así que salimos de la charla un poco más fanses que antes. A la tarde fuimos a otra charla, sangucheada entre los dos conciertos del segundo día, en la que participaron los compositores del festival con algunos agregados más. Estaban Jesper Kyd (Assassin's Creed); Kow Otani (Shadow of the Colossus); Gareth Coker (Ori and the Blind Forest) y Arkadiusz Reikowski (Blair Witch). Todos muy macanudos. Bueno, Kow Otani no sé, porque no hablaba inglés y parecía más perdido que perro en cancha de bochas. Contaron anécdotas, respondieron un montón de preguntas y destacaron a la suerte como factor determinante en sus carreras.
Sinfonía del Coloso y Sinfonía de las Sombras
Con la Sinfonía del coloso teníamos muchas expectativas porque uno de los dos juegos en que estaba basada tiene una banda de sonido espectacular. El juego es The Last Guardian, que además de tener una música preciosa tiene el companion más mono del mundo. Trico es la criatura mitológica perfecta, qué cosa más bonita madre. Fue un poco decepcionante porque tocaron demasiadas partes de acción -que pueden ser un soberano coñazo- y porque no hubo coro, lo que hizo que los temas más bonitos perdieran mucha fuerza. No estuvo mal, pero no terminé llorando a moco tendido como me hubiera gustado1 .
La Sinfonía de las sombras estuvo impecable. Se notaba que había más producción en este concierto porque la orquesta era más grande y, ejem, tenía coro. Suponemos que Jesper Kyd es bastante conocido en el mundillo y por eso le dieron tanto amor, pero nos va a quedar siempre la duda. En cualquier caso el concierto estuvo muy bien.
Terminamos con esta magnífica aventura cenando una regia milanesa (Schnitzel en realidad, pero estaba tan buena que la ascendemos a milanga) y un regio gulash en un restaurante muy cuco. Ahora, a esperar a que pase la puñetera pandemia para poder ir a la próxima edición. Por ahora los dejo con una lista con mis tres discos favoritos de este post: Journey, Abzû y The Last Guardian.
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Si escuchan, por ejemplo, Finale I y Finale II van a entender lo que les digo. Aún sin haber jugado el juego se te ponen los pelos como escarpias.
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